Guns N Roses convierte Madrid en su jungla

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El 4 de junio, tras su paso por Bilbao y Lisboa, la más que esperada gira Not In This Lifetime de Guns N Roses, llegaba hasta el Calderón. Con las entradas agotadas en apenas horas, era evidente la expectación y ganas que tenía la capital de recibirles. En esta ocasión, la banda se deshacía de previos retrasos en giras anteriores y salían en su cita con Madrid incluso diez minutos antes de la hora prevista.

Axl Rose y compañía mostraban ganas de querer regalar una noche inmensa a las más de 50.000 personas que abarrotaban el estadio. No en esta vida reza el nombre de su gira, como bien dijo hace unos años el cantante a una pregunta sobre el reencuentro. Bien sabido es, que las palabras se las lleva el viento y esta gira, prometía ser una irrepetible para los asistentes. Más de 20 años han tenido que pasar para volver a ver juntos en el escenario a Axl Rose, Slash y Duff McKagan, dejando malos rollos de lado.

Desde 2010, Guns N Roses no visitaba Madrid y las ganas del público no podía ser mayores. A las 21:20h, aún de día, uno de los grandes exponentes del rock, arrancaban su concierto con canciones como ‘It’s So Easy‘, ‘Mr. Brownstone‘ y ‘Chinese Democracy‘ donde el fuego se desataba en el escenario, acompañado de los primeros fuegos artificiales.

La columna vertebral de la gira, y por consecuente, la de esa noche, era la de su debut ‘Appetite for Destruction‘, rememorando grandes éxitos de la banda acompañadas de diversas versiones de otros artistas con las que caldearon el ambiente.

El primer gran estallido de locura se vivió con el que fue su primer single ‘Welcome to the Jungle‘ que fue seguido de cerca por ‘Double Talkin Jive‘ o ‘Better‘ donde Slash y sus solos de guitarra vertiginosos empezaban a brillar con potencia, arrancando en más de una ocasión los aplausos de las miles de personas que abarrotaban el Calderón.

La noche seguía tomando forma con ‘Estranged‘ y su versión de ‘Live and Let Die‘ de Wings donde se vivieron momentos mágicos, con el público entregado como si en un karaoke incesante y multitudinario estuviéramos, aumentando los decibelios según avanzaba la noche con ‘Rocket Queen‘ o ‘You Could Be Mine‘ dejando poco después, su momento de protagonismo a McKagan, quien tomaba el micrófono con su versión de ‘Attitude‘ de Misfits.

El ritmo de la noche bajaba un poco mientras viajábamos a 2008 con su sentida balada ‘This I Love‘ con la que ponían los pelos de punta pero esa tranquilidad, poco duraba ya que los móviles enseguida se alzaban al escuchar las primeras notas de ‘Civil War‘ que fue de menos a más con Guns N Roses al completo dejándose la piel como si el tiempo no pasase, manteniendo la frescura del comienzo de la noche.

A lo largo del concierto, Axl no sólo hizo gala de su voz única sino que también nos regaló múltiples cambios de chaquetas de cuero, en todos los colores y modalidades posibles, camisas de cuadros, sombreros y accesorios de lo más variados, sin derramar ni una sola gota de sudor entre canción y canción.

En una noche así, también hubo tiempo para homenajear a Chris Cornell con su propia versión de ‘Black Hole Sun‘ de Soundgarden que sirvió de preámbulo para ‘Coma‘. Tras ésta, Rose presentaba a la banda y Slash acaparaba toda nuestra atención, poniendo en pie al estadio al completo con su forma de tocar la guitarra al ritmo de la banda sonora de El Padrino, desatando justo después la histeria con las primeras notas de ‘Sweet Child O’Mine‘ que fue cantada a dúo con los que abarrotaban el Calderón.

Sin parar, y sin casi asimilar la tanda de éxitos, sonaba ‘Out Ta Get Me‘ y ‘Wish You Were Here‘ de Pink Floyd, viendo como Axl se ponía a los mandos del piano para regalarnos un mágico ‘November Rain‘ desatando la apoteosis con ‘Knockin on Heavens Door‘ donde el vocalista parecía un auténtico niño, feliz, recorriendo escenario de esquina a esquina, disfrutando de la entrega de sus fieles antes de despedirse con ‘Nightrain‘.

El público, insaciable, quería más y ante eso, Guns N Roses volvía con la traca final. Rebosando energía, como si no llevasen dos horas y media sobre el escenario, se dejaban el resto con ‘Don’t Cry‘ y ‘The Seeker‘ de The Who antes de apaciguar el ambiente con ‘Patience‘ para volver a vivir un momento de euforia con ‘Paradise City‘ con la que la pólvora se desataba en el cielo de Madrid poniendo el punto y final a una noche irrepetible.

A pesar de los años que han pasado y de los problemas más que conocidos que se han vivido en el grupo, el reencuentro dejó un gran sabor de boca a todos los asistentes con su potente directo. Guns N Roses no defraudó en sus casi tres horas de directo donde se dejaron la piel demostrando que por ellos, parecen no pasar los años. La banda volvió a recuperar su corona en Madrid, ciudad que convirtieron en su propia jungla donde abriendo las puertas al cielo de los asistentes a golpe del mejor rock.

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