Natalia Lacunza brilla como nunca en su salto a La Riviera

Con entradas agotadas, por primera vez con su gira, Natalia Lacunza aterrizaba en La Riviera. La cita que lleva casi un año marcada en los calendarios, tenía lugar el 29 de septiembre. Muchas eran las ganas acumuladas para disfrutar de su último directo en Madrid que arrancaría a las 21:15 horas. Las luces se apagaban, los gritos se desataban y los móviles empezaban a elevarse. Mientras, en la pantalla, se leía un mensaje de Natalia.

“Nada de esto tendría sentido sin unos oídos dispuestos a escuchar. Gracias por sentir ‘Tiene Que Ser Para Mí’ como si fuera vuestro, porque realmente lo es.” La artista reconocía que ver a tanta gente reunida allí gracias a sus canciones, es un regalo e incluso, “se siente una ilusión”. Para ella, la musica se ha convertido en una cura, en ese antídoto que le ha ayudado a descubrir quién es, entender lo que siente y hacer lo que quiere. “Gracias por vuestros oídos que escuchan siempre atentos. Gracias por compartir todo esto conmigo.”

Tras esas palabras, la cantante y su banda tomaban el escenario. La noche arrancaba al máximo de energía con ‘Tiene Que Ser Para Mí’ y ‘Nuestro nombre’. “No sabéis la emoción que tengo dentro,” admitía llena de ilusión en el que era el concierto más importante de su vida. Sin saber muy bien cómo expresar toda la gratitud que sentía, la intensidad seguía aumentando en el ambiente con ‘Mi Sitio’, su sugerente ‘Mejor Que Yo’ y esos inseparables ‘Olivia’ y ‘Crazy’ que conseguían que la sala siguiera cantando con mucha fuerza.

‘El Círculo’ daba paso a su exitoso ‘Cuestión de Suerte’ tras el que presentaba a su banda antes de vivir un momento muy íntimo con ‘Tiempo Atrás’. La música no paraba ni mucho menos la entrega de la navarra y de su público. Esa noche, en La Riviera se estaba creando una sintonía muy especial. Cada persona que allí se daba cita, se había convertido en una red de apoyo incondicional, una mano tendida que nunca la soltaría.

En una noche así, no podían faltar ‘Todo Lamento’, ‘Muchas Cosas’ ni su potente himno ‘No Me Querías Tanto’ que sonó con más fuerza y rabia que nunca. Siendo una noche tan especial, varios eran los amigos que no se la habían querido perder. Por eso, Ghouljaboy aparecía en ‘Fuera de tiempo’ mientras que RUPTURA lo hacía en el pegadizo ‘Cartas de Amor’. Ahí no quedaba la cosa porque dentro de la versatilidad de Natalia, también aparecía L’haine junto a quien cantaba ‘Connie Nikas’.

Como no podía ser de otra forma, la cantante hacía un viaje en el tiempo y recuperaba a capella ‘A Otro Lado’ desatando el griterío de los presentes antes de un ‘Nana Triste’ durante la que se acompañaba solo de un piano remontándonos a sus inicios. Y si alguien creía que las sorpresas habían terminado, aún quedaba una más. Uno de los momentos más divertidos y de más derroche de energía llegaba con la unión de Natalia Lacunza junto a María Escarmiento en el potente ‘PREFIERO’ que hacía que La Riviera temblase.

La navarra reconocía que no estaba del todo preparada para cerrar esta etapa. Completamente agradecida por el cariño y de la mano de ‘Todo Va a Cambiar’ se despedía. Como era evidente, ahí no quedaba la cosa.

Poco después, con cambio de look incluido, nos sumergía de lleno en su nuevo EP. Su parte más electrónica y colorida inundaba Madrid mientras se sucedían ‘Intro (DURO)’, ‘P.D.P’ y ‘LA PRÓXIMA’. Con el público completamente entregado en cada canción, saltando y dejándose la garganta, llegaba ‘Nunca Llega 05’ y “de mi corazón directo al vuestro”, como un dardo, ‘VERDADERO’  firmaba la despedida de una etapa.

“Gracias por todos estos años y gracias por quererme tanto,” decía de corazón, poniendo el broche de oro a una etapa de crecimiento y evolución. Una etapa que le ha llevado a dar su mayor concierto hasta el momento esa misma noche en La Riviera. Natalia no deja de demostrar que no tiene techo ni mucho menos límites. La cantante se amolda a cualquier estilo a la perfección mientras se muestra a corazón abierto con un repertorio a sus espaldas de lo más potente.

Aquella noche, Madrid vivió un concierto inolvidable, una auténtica montaña rusa de emociones. Cada vez que se sube a un escenario, el tiempo se para mientras brilla cada día con más fuerza mostrándose tal y como es a través de sus letras.

El 29 de septiembre, Natalia Lacunza regaló una noche mágica y muy especial a La Riviera. Lo hizo con un show de lo más completo y recibiendo todo el cariño que se merece. Porque sí, tiene que ser para ella todo lo que sueñe. En estos años, ha demostrado que es una de las grandes promesas de nuestra música y lo plasma en todo lo que hace.